LA EUROCOPA FICTICIA

Ficción o realidad. Muchos se preguntarán que está pasando en esta Eurocopa. Una edición atípica en la que el cambio de reglamento ha favorecido a la diversidad y ha atribuido protagonismo a selecciones que no suelen participar en estos eventos. En este sentido, me parece un cambio positivo que convierte a la competición en un espectáculo más democrático y abierto.

Concluida la primera fase del torneo, las sorpresas no se han hecho esperar. Gales, Islandia, Hungría Irlanda o Irlanda del Norte ponen nombre y apellidos a una competición marcada por la seguridad y la escasez de fútbol. Combinados que están haciendo historia y que pueden seguir construyendo su camino a la gloria debido a los caprichoso cruces que ha ofrecido el sistema de competición.

En referencia a lo nuestro, hemos ido de más a menos. Comenzamos de manera dulce, desplegando el fútbol de toque que tantas alegrías nos reportó en campeonatos pasados y acabamos con malas sensaciones y una derrota que nos relega a la parte más dura del cuadro final.

El dilema de la portería aparece de nuevo, y con fuerza. De Gea se ganó la titularidad en detrimento de Casillas, capitán y uno de los símbolos de la España imperial. La mala actuación del arquero del Manchester ante los croatas reabre el debate. Todo puede pasar. Esperaremos acontecimientos.

Los lanzamientos de penaltis también son foco de polémica en el combinado nacional. Un arte que no debe estar confiado a la improvisación. Esa imagen reflejaron los jugadores de La Roja cuando Sergio Ramos decidió chutar la pena máxima. Todos pueden fallar un penalti, pero cuestión diferente es tener atados esos asuntos en el vestuario como sucede en cualquier equipo. Seguiremos informando de una Eurocopa de Francia que nos debe fútbol y en la que sobran los aficionados radicales y la violencia.