LA REGENERACIÓN DESDE LA CONTINUIDAD

De Segunda a la Champions. Ese camino meteórico ha sido el escogido por la Real Sociedad para definir su futuro deportivo. Un club acostumbrado a darse alguna alegría europea y que tuvo que bajar a Segunda División para renacer de sus cenizas. En la actualidad, el club goza de buena salud económica, vende a canteranos a precio de oro y ficha bueno, bonito y barato.

En la escritura de las mejores historias hay momentos de borrones, tiempos en los que una decisión puede relanzar al equipo o desestabilizarlo aún más. Con esto quiero llegar a uno de los momentos decisivos: La apuesta por Philippe Montanier. El técnico galo llegó sin hacer ruido. Estuvo a punto de ser destituido en dos o tres ocasiones. En aquellos tiempos de incertidumbre, se decidió darle una oportunidad. Acierto. No siempre el problema reside en la dirección del timón. Eso lo sabían los dirigentes de la Real que continuaron su buen hacer apostando por Jagoba Arrasate. Un técnico de la casa que había mamado las directrices de Montanier desde la sombra. Una opción continuista que ya está proporcionando resultados. Esta semana certificarán su pase a la Liga de Campeones. 

La Real Sociedad es un equipo sustentado por activos de la casa. La mayoría de jugadores proceden de la cantera de Zubieta. Los responsables de la fábrica guipuzcoana pueden estar orgullosos del trabajo realizado con los jóvenes valores. Uno de los ejemplos más significativos ha sido la venta de Illarramendi al Real Madrid por un montante cercano a los 40 millones de euros. Pese a ello, se han rearmado y a muy buen precio. Han conseguido las cesiones de José Ángel y Granero y han reforzado la punta del ataque con Seferovic. El suizo, una de las sensaciones del arranque liguero, costó 3 millones de euros. Un ejemplo de gestión que tiene otras bazas: Mantener a Iñigo Martínez, el relanzamiento de Carlos Vela, la segunda juventud que atraviesa Xabi Prieto…