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LA ULTRADERECHA ASOMA LA CABEZA

09.10.2013 17:32

 

Atravesamos un momento propicio para la eclosión de los extremos políticos. Como en casi todas las realidades los extremos nunca son una salida viable. En las últimas semanas se han producido manifestaciones públicas de ideología fascista. Todo comenzó con un mercadillo popular que tuvo lugar en un colegio de Madrid. Lo que aparentemente era un espacio para exhibir la cultura de la defensa es utilizado para la propaganda política. Otro ejemplo lo tenemos en un municipio gallego. En la madrugada del lunes estalló un artefacto en el consistorio de Beade (Ourense), una pequeña localidad que cuenta con un regidor de marcado carácter franquista.

 

No parece razonable que un colegio público se convierta en una exhibición de simbología nazi. Esto ha ocurrido en Quijorna (Madrid). Su alcaldesa, Mercedes García (PP), declaró que desconocía los elementos que se iban a exponer. “Lo hemos cedido sin saber lo que se hacía allí”, apuntó. Su desconocimiento es sospechoso. Y es que se da la sencilla casualidad que al día siguiente la edil acudió a rendir un homenaje a los caídos por el bando nacional en 1937. Un acto que quieras o no te encasilla en una determinada ideología. Unos pareceres políticos que siguen muy vivos en la actualidad, pese a la desgracia humana que llevan en sus espaldas. En el mercadillo del colegio público Príncipes de Asturias se exhibía pósteres de Franco, retratos de Primo de Rivera, estandartes con la esvástica nazi o parches con el emblema de las SS.

 

Una explosión sin consecuencias humanas en un consistorio ha puesto en el mapa a Beade. Este municipio gallego es conocido por los ideales franquistas de su alcalde, Senén Pousa. Es conveniente aclarar que la explosión de una bomba en cualquier lugar jamás tendrá justificación. Es un acto deleznable y que debe ser perseguido hasta las últimas consecuencias. También resulta chocante que un alcalde tenga en su despacho simbología franquista. Es un espacio público en el que debe recibir a la ciudadanía. Desde mi punto de vista, no debería estar permitido. Se permiten tantas cosas en este país, que en ocasiones, no sabemos dónde se sitúa la frontera de lo prohibido y lo permitido. Lo peor es que en España aún quedan muchos Pousa, personas que congenian con este tipo de ideales alejados de la democracia.             

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