LA VIDA SIGUE IGUAL

El clásico resulta una excelente prueba para medir. Un partido para confirmar estados de ánimo, dirimir niveles de juego, confianza y actitudes. En todo se impuso el Madrid. La segunda parte espoleó a los blancos que demostraron un nivel físico y mental superior. El Barcelona comenzó ganando gracias a un chispazo de Neymar, el brasileño fue de menos a más. Messi lo intentó pero acabó diluyéndose como un azucarillo. Tuvo en sus botas el 0-2. Cristiano tampoco fue decisivo, pero no faltó a la cita con el gol, y ya van 16. El partido de los partidos deja muchos señalados y sensaciones dispares en ambos bandos.

Luis Enrique ha sido uno de los más señalados. En la batalla táctica sucumbió ante un Ancelotti capaz de rearmar un equipo que comenzó dubitativo y con serias dudas la temporada. Lucho necesita coger experiencia y galones en el vestuario. Apostó por los pesos pesados y salió mal. Se equivocó desde la alineación y tampoco supo reconducir la debacle. La defensa azulgrana siguió cometiendo los errores del pasado. Despistes en el juego aéreo, faltas clamorosas de concentración y una excesiva separación entre líneas que permitió la salida limpia de balón del conjunto madridista.

Los jugones de Ancelotti ganaron la batalla central. Isco y James aportaron calidad y sacrificio. Sorprendió el tesón del malagueño. Un genio que entró de rebote en la alineación (lesión de Bale) y demostró que ha irrumpido para quedarse. Por su parte, el colombiano empieza a ganarse al graderío a base de kilómetros y destellos técnicos de un superdotado. En la punta de ataque Benzema de encargó de descargar el juego y de asociarse con sus compañeros. Una pesadilla para la zaga blaugrana.  

No llegó a entender la titularidad de Alves y Piqué. Ambos están descentrados y con una vida pública que perjudica su rendimiento. De momento las prestaciones de los dos merecen un suspenso. Sólo ellos pueden revertir la tendencia. Mascherano se salva de la quema. El argentino es uno de los jugadores más comprometidos. El nivel de juego de Busquets, irreconocible. El pulpo ya no tiene tentáculos. Xavi se quedo sin gasolina en la segunda mitad e Iniesta está lejos de su mejor tono físico. Mucho se ha debatido de la titularidad de Luis Suárez. Necesita tiempo, su olfato de gol es indiscutible. Viejos vicios y la sensación de que el sábado nos trasladamos al final del ejercicio anterior. La vida sigue igual, visto lo visto el sábado.