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LAS CUCHILLAS DE MELILLA

27.11.2013 18:03

 

 

Esta noticia ha sido una de las que más me han impactado estos últimos días. Me parece algo inhumano y que sobrepasa los límites de la ética y la moral. Poner unas afiladas cuchillas en la valla de Melilla es lo que se le ocurren a nuestros gobernantes para evitar la entrada masiva de inmigrantes. Tampoco es una sorpresa, son los mismos que roban dinero de las racas públicas o nos hacen creer que no estamos en crisis, por poner algunos ejemplos. Lógicamente hay muchos más que reflejan su inoperancia.

 

Con la instalación de esas cuchillas se pone de manifiesto la poca humanidad existente en la sociedad actual. Parece que los inmigrantes fueran monstruos que nos van a devorar, y a los que hay que detener sí o sí. Se me ocurren otras medidas para paliar este problema. Por ejemplo, aumentar las horas de vigilancia o disponer de más personal para esas labores. Seguramente será más barato poner esa trituradora humana en la valla. Y a dormir con la conciencia tranquila. 

 

El secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, alega el “carácter disuasorio” de las cuchillas situadas en las vallas fronterizas. Ha manifestado que las concertinas ofrecen una “imagen que a nadie le gusta”, pero son instrumentos necesarios para frenar la entrada masiva. Estas palabras se quedan en nada si las comparamos con las vertidas por el Ministro del Interior. En política, cuanto más escalones avanzas en el posicionamiento social del susodicho más contenido escandaloso puedes encontrar. Jorge Fernández Díaz aseguró que las cuchillas de Melilla causan heridas “superficiales y no son agresivas”. Los considera un elemento de “defensa pasiva”. ¿Qué haría él si estuviera en el pellejo de los inmigrantes que huyen de forma desesperada de su territorio?   

 

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