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SIMBIOSIS PELIGROSA

15.09.2012 18:16

 

 

Fútbol y política siempre me ha parecido un cóctel explosivo. Es un binomio que no debe unirse. El fútbol es fútbol. La política es política. Ambas realidades tienen su razón de ser y no tendrían que aparecer combinadas. Todo esto es la teoría. La práctica dista mucho de teoría en este sentido. 

 

El último caso ha sido el protagonizado por Pep Guardiola. El ex entrenador del Barcelona ha manifestado en varias ocasiones sus ideales políticos. Aprovechó una promo sobre la Díada para sumar su voto a la causa independentista. Entonces surgió la figura de Alfonso Pérez Muñoz. El ex jugador (recuerden estuvo en las filas de Real Madrid y Barcelona) lanzó una pregunta al aire en twitter: ¿Se alegrará Guardiola de los éxitos recientes de la selección nacional? Él mismo se atrevió a aventurar una respuesta. No. 

 

Ya hace años Oleguer (nacionalista declarado) estuvo a punto de ser convocado por Luis Aragonés. Tras mantener una charla con el míster de Hortaleza se declinó esa opción después de calibrar el revuelo mediáticos suscitado.

 

Sandro Rosell también se sube al barco. El presidente declaró que si Catalunya fuera independiente, el Barça jugaría la Liga española. O todos moros o todos cristianos, por no decir una expresión malsonante que se me viene a la mente. Al fin y al cabo, es un despropósito más de un presidente que no está a la altura de su club. No sé qué pensarán los aficionados del Barcelona que no son catalanes. A esos, como siempre les toca tragar con los ideales de un club que quiere ser único, y en este caso, no por el fútbol desplegado por sus jugadores. 

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