LA SAMBA PASA POR ENCIMA DEL TIQUI-TACA

No hubo Maracanazo. La gesta española tendrá que esperar al menos un año, aunque para ello habrá que mejorar la imagen ofrecida ayer. Brasil dominó de principio a fin. Impusieron un ritmo vertiginoso que desarboló a la Roja. Por momentos me recordó a la superioridad física demostrada por los conjuntos alemanes en la Champions League. Los brasileños fueron superiores línea por línea. Por dominar se adueñaron hasta de la psicología del partido, ya que sus goles llegaron en momentos claves.

Su defensa mostró una sobriedad sin precedentes. Excelso David Luiz (salvo un gol cantado de Pedro que pudo cambiar el rumbo del encuentro). Marcelo por la banda izquierda era un puñal. En la media el recorrido físico de Luiz Gustavo, Paulinho y Óscar ahogó la zona de creación española. Un despliegue que se vio ayudado por cierta benevolencia del árbitro. Los chicos de Scolari jugaron al límite. A la mínima que España controlaba el balón con cierta frecuencia las jugadas eran cortadas con faltas constantes. En la delantera los destacados fueron Neymar y Fred. El flamante fichaje del Barcelona mostró todo su repertorio. Imaginación, gol, asistencias, desborde…Un amplio repertorio de recursos futbolísticos que le valió para ser el MVP de la competición. Se convirtió en la pesadilla de Arbeloa. Por su parte, Fred puso la pausa y desmarques con inteligencia. Asombró por su movilidad y astucia.

En el bando español poco que destacar. Por Maracaná deambuló un equipo sin reacción, superado por el fuerte ritmo del partido y por el empaque del escenario. La excusa del cansancio por la prórroga de la semifinal no cuela. Eché en falta a Javi Martínez. El jugador del Bayern, es junto a Navas, el jugador más en forma del combinado nacional. En defensa, muy mal Arbeloa. Cerramos la Copa Confederaciones de forma muy distinta a como la iniciamos. El maravilloso fútbol que presenciamos ante Uruguay es la antítesis de lo acontecido en Maracaná. La derrota es dolorosa. Servirá para rectificar los errores y aprender. Ganar siempre es un imposible al que nos estábamos acostumbrando.